El artista y el artista
Esto escribió hoy un pana mío que se llama Juan Pablo Crespo
Sé (lo he visto en varios lugares) que hay dos clases de artistas. En rigor de verdad, como se dice, hay más, pero tarde o temprano todos terminan por emplazarse en dos tipos: el artista y el artista.
El artista, por ejemplo, es alguien que se cree artista y que vive una vida de artista porque cree que existe una manera de vivir como artista (no se me ocurre ningún nombre para ilustrar el caso)
El artista, en cambio, es alguien que vive como artista porque no le queda otro remedio, porque no sabe vivir de otra forma y su vida no coincide con la del artista, salvo cuando deliberadamente frecuenta los círculos de este último con el propósito de observarlo y, casi siempre, para burlarse de él (Truman Capote, digamos)
El artista tiene la seguridad de que los demás creen que es artista y de que nadie se ríe a sus espaldas. Acaso esto se deba a que suele estar acompañado de una serie de individuos (por darles un nombre, ya que no obran como tales) que le escuchan y le admiran, usualmente por la noche y en las discotecas de turno. Ya por la mañana y en sus respectivos hogares, los muy malvados lo tachan de fullero, pero él no se entera, claro, porque no está ahí (de hecho es muy probable que siga en la discoteca).
El artista, por su parte, tiene la seguridad de que los demás se burlan del artista y le da pena.
El artista se come el cuento de que es artista e intenta hacérselo comer a las mujeres que le rodean. Suele tener gran éxito en esta empresa y las mujeres que consigue son muchas y admirables, pues es claro que es bastante más trabajoso comerse un cuento que leerlo.
El artista, en cambio, hace cuentos (o canciones o cuadros) y las mujeres que le rodean no se los comen, pero los leen (o escuchan u observan). Llama la atención que, siendo esta una tarea mucho más fácil, haya menos mujeres que la ejecuten. Así, el artista queda menos rodeado que el artista y su posibilidad de conseguir mujeres admirables es mucho más reducida. Las demás, las que quedan, sí le hacen caso.
El artista está respaldado por el inmenso amor y la fascinación que le produce el arte que está en los lugares donde le dijeron que está el arte.
El artista, por su parte, está respaldado por el arte, esté donde esté.
Por supuesto, ambos son artistas: el artista porque dicen que dicen, y el artista porque sencillamente no puede ser otra cosa.