miércoles, 25 de julio de 2007

El artista y el artista




Esto escribió hoy un pana mío que se llama Juan Pablo Crespo

Sé (lo he visto en varios lugares) que hay dos clases de artistas. En rigor de verdad, como se dice, hay más, pero tarde o temprano todos terminan por emplazarse en dos tipos: el artista y el artista.

El artista, por ejemplo, es alguien que se cree artista y que vive una vida de artista porque cree que existe una manera de vivir como artista (no se me ocurre ningún nombre para ilustrar el caso)

El artista, en cambio, es alguien que vive como artista porque no le queda otro remedio, porque no sabe vivir de otra forma y su vida no coincide con la del artista, salvo cuando deliberadamente frecuenta los círculos de este último con el propósito de observarlo y, casi siempre, para burlarse de él (Truman Capote, digamos)

El artista tiene la seguridad de que los demás creen que es artista y de que nadie se ríe a sus espaldas. Acaso esto se deba a que suele estar acompañado de una serie de individuos (por darles un nombre, ya que no obran como tales) que le escuchan y le admiran, usualmente por la noche y en las discotecas de turno. Ya por la mañana y en sus respectivos hogares, los muy malvados lo tachan de fullero, pero él no se entera, claro, porque no está ahí (de hecho es muy probable que siga en la discoteca).

El artista, por su parte, tiene la seguridad de que los demás se burlan del artista y le da pena.

El artista se come el cuento de que es artista e intenta hacérselo comer a las mujeres que le rodean. Suele tener gran éxito en esta empresa y las mujeres que consigue son muchas y admirables, pues es claro que es bastante más trabajoso comerse un cuento que leerlo.

El artista, en cambio, hace cuentos (o canciones o cuadros) y las mujeres que le rodean no se los comen, pero los leen (o escuchan u observan). Llama la atención que, siendo esta una tarea mucho más fácil, haya menos mujeres que la ejecuten. Así, el artista queda menos rodeado que el artista y su posibilidad de conseguir mujeres admirables es mucho más reducida. Las demás, las que quedan, sí le hacen caso.

El artista está respaldado por el inmenso amor y la fascinación que le produce el arte que está en los lugares donde le dijeron que está el arte.

El artista, por su parte, está respaldado por el arte, esté donde esté.

Por supuesto, ambos son artistas: el artista porque dicen que dicen, y el artista porque sencillamente no puede ser otra cosa.

miércoles, 4 de julio de 2007

Dios miró y aceptó el holocausto


¡Qué solemne y europeo!
¡Qué grandes y emocionantes sus “sagradas notas” antes de los partidos de la selección!
¡Qué hermoso y conmovedor suena en los estadios internacionales!
¡Qué lindo es pensar que “Es el segundo mejor del mundo después de la Marsellesa , el himno de Francia”!

!Te pasaste Antonio Neumane! Adbón Calderón, una ameba al lado tuyo...
(o unas cuantas Entamoeba histolytica).

He aquí otro ejemplo más de la extraña y contradictoria historia del Ecuador.

1. Tomado de la biografía de Antonio Neumane por J. Agustín Guerrero 1875

“…Para conocer el mérito artístico de Neumane basta ver su Himno Nacional, y saber que aquella composición armónica y maestra la trabajó en una noche, porque habiendo recibido por correo una copia del Himno aprobado por el Congreso de 60, escrito por otro profesor extranjero que se hallaba en Quito, dijo a sus amigos de Guayaquil: "Nadie mas que yo conoce el carácter de los ecuatorianos, y yo que amo tanto este país como al de mi nacimiento, soy el llamado para componer su Himno Nacional, mañana á las doce del día lo oirán ustedes en el teatro ;" y en efecto, al día siguiente, a las dos de la tarde, resonaban, en medio de una numerosa concurrencia, los pensamientos de Neumane, acompasando las dulcísimas palabras del poeta Mera.”


2. Tomado de la biografía de Antonio Neumane por Modesto Chávez Franco 1940


“…Así transcurrieron los años hasta que fue invitado para que compusiera la música del Himno del Ecuador. Su carácter modesto hizo que en muchas ocasiones se negara a tan alta obra, manifestando que reconocía grandes conocimientos en otros profesionales ecuatorianos que bien podían llenar el cometido, que "a él, como extranjero, aunque reconocía al Ecuador como su segunda patria, le impedía la delicadeza personal, el aceptar". Conocido el carácter prudente y modesto del maestro, es más verosímil esta respuesta que la que le asigna eI Sr. J. Agustín Guerrero en su folleto "La Música ecuatoriana hasta 1875", y es ésta: "Nadie más que yo conoce "el carácter de los ecuatorianos; y yo que amo tanto este país como al de mi nacimiento, soy el llamado para componer su himno nacional. Mañana a las 12 del día lo oirán ustedes en el teatro". Entre exigencias y evasivas transcurrió algún tiempo, hasta que una noche se presentó en la casa de Neumane, situada en el barrio de las Peñas, hoy calle "Numa Pompilio Llona", tercera casa, mano derecha, un edecán enviado por la autoridad militar, General S. Darquea, con orden de no salir de casa de Neumame sino con el precitado Himno. Neumane, ante el compromiso ineludible, y sólo por salir de él, sonriente pidió a su hija Rosa lo necesario para escribir música, y escribió y escribió, en tanto que el edecán esperaba; dos horas después Neumane tocaba en el piano los primeros acordes del Himno del Ecuador.”


3. La Historia del Himno contada por un ex profesor de Historia de la Música del Conservatorio Franz Liszt de Quito luego de una investigación al respecto. (aquí resumida)

Neumane estaba en el peor bache creativo de su carrera cuando le fue asignado el himno nacional. Como no lo compuso dentro del plazo previsto fue a parar a la cárcel donde ayudándose por una guitarra recordó algunas melodías de marchas y temas solemnes franceses. Transcribió esas ideas para usarlas en la obra encargada y las acomodó en forma de himno para salir del apuro…

A propósito de patriotismo levantado y embarrado con mitos,

¡Qué chistoso es constatar que la gente de TODOS los países latinos cree que su himno nacional es el mejor del mundo… después de la Marsellesa!

¡Qué horrible suena el nuestro los lunes en los colegios!
¡Qué circenses y cómicas las tubas del principio de la primera estrofa en las versiones mal tocadas por las bandas de la policía!
!Qué cantidad de ideas melódicas tan poco unitarias y desordenadas!
¡Qué mala suerte de Neumane! Después de muerto todas sus obras se quemaron en un incendio en Guayaquil. Todas menos una, el himno cuya originalidad ha sido puesta en duda.

¡Qué forma tan infame de vendernos mentiras! ¡El fin justifica los medios! ¡Todo sea por nuestro patriotismo! ¡Viva el Ecuador!

¡Qué sádico es el dios de Juan León Mera!